INTRODUCCIÓN:
al primer episodio
El primer período de la actividad de Jesús está comprendido entre la proclamación de la buena noticia (1,14-15) y la declaración mesiánica de Pedro (8,27-30). En él se expone la universalidad del reinadio de Dios y las señales del éxodo mesiánico. El siguiente esquema puede ayudarnos a comprender este primer período.
PRIMERA SECCIÓN 1,16 - 3,12 Unidad bisagra: 3,13-19 | |
PRIMER EPISODIO 1,16 - 8,26 | SEGUNDA SECCIÓN 3,20 - 6,6 Unidad bisagra: 6,7-33 |
TERCERA SECCIÓN 6,34 – 8,26 |
PRIMERA SECCIÓN.
La primera sección del evangelio de Marcos se extiende de 1,16 a 3,12. Está enmarcada por dos perícopas-bisagra: 1,14-15, que compendia la predicación de Jesús en Galilea y 3,13-19, donde relata la covocación de los Doce y se anuncia su futura predicación.
En cada una de estas dos perícopas se menciona una entrega: en 1,14, la de Juan Bautista, perteneciente al pasado y en 3,19, la de Jesús, que se prevé para el futuro.
En la sección misma se aprecian al menos dos inclusiones. La primera, basada en una doble alusión a Ez. 47,-12, se forma entre la invitación de Jesús a ser “pescadores de hombres” (1,17) y la alusión a los hombres que han de ser “pescados” (3,7: “una muchedumbre enorme”). La segunda inclusión se establece entre el primero y el segundo episodio de la sinagoga (1,21b-28; 3,1-7a).
La sección desarrolla el episodio programático anterior, es decir, el pregón inicial de Jesús (1,14-15), la cercanía del reinado de Dios y las condiciones que éste exige de los individuos. En correspondencia con las dos condiciones, la sección se divide en dos ciclos.
En el primer ciclo, el evangelista (1,16-38) describe la actividad itinerante de Jesús en Galilea, tipificada en los episodios de Cafarnaún.
Proponiendo la alternativa del Reino, aún no precisada, Jesús pretende sacar al pueblo de la sumisión a la institución religiosa judía, lo que corresponde a la necesaria ruptura con la injusticia (1,15). Es el punto de partida del éxodo, la liberación de la esclavitud y la opresión, y Marcos subraya la dificultad de esta labor.
En el centro de la sección, y como perno que une los dos ciclos, se encuentra el episodio del leproso (1,39-45). La aceptación por parte de Jesús del marginado por la Ley, desautorizando el código de lo puro e impuro del Antiguo Testamento, es el primer paso para afirmar la universalidad del Reino.
El segundo ciclo (2,1-3,7a), en correspondencia con la expectativa del Reino (1,15), expone abiertamente las características de éste, en primer lugar su universalidad, por extenderse a la humanidad no judía, y la formación de una comunidad en la que todos tienen entrada (2,1-7). En consonancia con el anuncio “se ha terminado el plazo” (1,15), expone Jesús la consecuencia primordial de este hecho, el fin de las instituciones judías (2,18-22) y en particular de la Ley, representada por el precepto del sábado y el descanso festivo (2,23-3,7a).
La sección termina con un colofón que describe la afluencia de masas judías y paganas a Jesús (3,7b-12), en respuesta a su actividad.