Marcos 1,35-38

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REACCIÓN DE SIMÓN Y SUS COMPAÑEROS.
INTENTO DE HACER DE JESÚS EL LÍDER REFORMADOR.

35 De mañana, muy oscuro, se levantó y salió; se marchó a despoblado y allí se puso a orar.

36 Echó tras él Simón y los que estaban con él.

37 Lo encontraron y le dijeron: ¡Todo el mundo te busca!

38 Él les respondió: Vamos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido.

35 De mañana, muy oscuro, se levantó y salió; se marchó a despoblado y allí se puso a orar.

Se encuentra de nuevo una doble indicación temporal que precisa el momento en que Jesús se levanta y sale. Como en el caso anterior, la segunda indicación es enfática (“muy oscuro”) insiste en la falta de luz señalada en el episodio anterior (1,32). También este episodio va a realizarse bajo el signo de la incomprensión.

La salida tan temprana de Jesús es una especie de huida para poder continuar su misión sin quedar aprisionado en Cafarnaúm por el propósito de la gente y evitar el entusiasmo popular que pretende hacerlo un líder político-religioso.

Jesús se aleja. El despoblado o lugar desierto contrasta con la ciudad, lugar poblado, espacio de la sociedad humana. El alejamiento de Jesús no implica solamente distancia física sino diferencia cualitativa. Este lugar alude al desierto donde había ido Jesús impulsado por el Espíritu y que significaba su ruptura con los valores de la sociedad judía, el lugar de su éxodo. La expresión local “en despoblado” continúa la actitud de rechazo a la expectativa de la población, manifestada por Jesús en el episodio anterior al no salir de la casa para responder a ella.

En la frase siguiente, el adverbio “allí”, en posición inicial enfática “allí se puso a orar”, subraya el contraste con la ciudad de donde ha salido, en la que están vigentes los principios de la institución judía. Jesús ora desde el ámbito de su propia ruptura.

Como en los demás evangelistas, “orar” significa en Marcos, pedir algo a Dios. Jesús no va a un lugar desierto para buscar la unión con el Padre, ni para recabar su fuerza, porque unión y fuerza está dadas y continuamente activas en él por la presencia del Espíritu. Tampoco ora para tomar conciencia de su misión, que era ya plena cuando hizo su compromiso en el Jordán, ni con el objeto de tomar una decisión para el futuro inmediato, pues sale de la ciudad con la intención precisa de ir a otras partes a proclamar el mensaje (v38)

Para determinar el sentido de la oración de Jesús, el texto ofrece los siguientes datos:

  • La huida de Jesús relaciona su oración con la explosión de popularidad de la tarde anterior (1,33), pero el entusiasmo popular se ha debido a la atribución a Jesús de un proyecto de reforma violenta, identificando su actitud con la de Simón y su círculo.
  • El tema de la petición está indicado por la determinación anterior “muy oscuro”, figura de la incomprensión que sufre Simón y el resto de la gente que quiere hacer de él un líder reformista.

Jesús ora desde su rechazo a esos planteamientos (“a despoblado”). Jesús pide a Dios que los que él ha llamado renuncien a los valores e ideales de la institución judía y comprendan que él no pretende establecer un poder enfrentado al existente para derrocarlo por la fuerza. Su proyecto es, mediante su entrega personal (1,9) fundar una sociedad nueva, al que Jesús le llama Reino de Dios.

El éxito de su misión está en peligro. Sus seguidores no renuncian a la ideología tradicional del judaísmo, sino que pretenden que Jesús la adopte. El poseído de la sinagoga quería que Jesús pusiera su carisma al servicio de la institución judía. Sus seguidores y, por influjo de ellos la gente de Cafarnaúm, esperan de él una reforma de la institución. Siempre está presente la tentación de poder.

Jesús, por tanto, pide al Padre que su obra no fracase; que quienes le siguen rompan con los principios e ideales del pasado y se realice la liberación. La oración de Jesús es expresión de su amor por el Israel que ha llamado y por el pueblo en general.

36 Echó tras él Simón y los que estaban con él.

Simón toma la iniciativa y arrastra a los demás, haciéndose centro y líder del grupo, de cuyos miembros ya no se citan los nombres. La personalidad de Simón los domina; su postura político-religiosa de reformista violento ha sido aceptada por los demás.

No se precisa el número de los que acompañan a Simón. En realidad, las dos parejas de hermanos llamados por Jesús no son más que el paradigma de la llamada de Israel. La imprecisión deja abierto el número de los componentes del grupo.

El verbo griego utilizado por Marcos, y traducido por “echar tras” es el verbo que se usa para denotar el acoso de una pieza de caza o la persecución de un enemigo. Este término pone de relieve la intensidad de la búsqueda y la importancia del motivo que la guía.  En Ex. 14,4 el verbo se emplea para indicar la persecución guerrera del faraón al pueblo judío con objeto de impedir su éxodo. Es posible que esta idea esté reflejada en el texto de Marcos Van a buscar a Jesús, situado en el lugar del éxodo para impedir que lo continúe, para que renuncie a su plan y se integre a la sociedad judía.

Ha fracasado la obra de Jesús con Simón, figurada en la curación de la suegra. Pero además la expresión “y los que estaban con él” relacionado con “estar con alguno” es, en este evangelio, un término técnico y designa a los incondicionales de alguna persona.

Ante la ocasión que brinda la popularidad alcanzada en Cafarnaúm, Simón ha ganado a sus compañeros para su ideal reformista. Los que habían empezado a seguir a Jesús (1,17.20) ahora se han hecho incondicionales de Simón.

37 Lo encontraron y le dijeron: ¡Todo el mundo te busca!

La forma plural “Lo encontraronindica que el interés de Simón es ahora también el de sus compañeros. Si la iniciativa ha sido de uno, el resultado pertenece a todos, que la han secundado plenamente. Hablan al unísono mostrando que tienen la misma intención, reflejo de la misma mentalidad.

Las palabras “todo el mundo te busca” se refiere a la población de Cafarnaúm (1,33la ciudad entera”) que se había congregado ante la puerta de la casa la tarde anterior. Al buscar ahora a Jesús, su intención no puede ser otra que la de retenerlo en la ciudad con el propósito que se manifestó allí: hacer de él su líder. De hecho, el verbo “buscar” tiene siempre en Marcos, una connotación negativa.

Simón y sus compañeros comparten y secundan el deseo de la gente haciéndose sus portavoces y atribuyéndose el papel de intermediarios entre los entusiastas y Jesús. Se han creído obligados a buscarlo para transmitirle el anhelo general y hacer que se quede en Cafarnaúm. Quieren sacar partido de la popularidad que la idea reformista ha provocado. No pueden entender que Jesús desaproveche la ocasión cuando los tiene a todos a su favor.

Sin preámbulo ni tratamiento se dirigen a él casi en tono de reproche, pero no hablan en nombre propio, sino escudándose en el deseo de la gente. Pretenden que Jesús empiece en Cafarnaúm su enfrentamiento con la institución. Es de nuevo la tentación, el ofrecimiento del poder popular que explicita la tentación del desierto (1,12) y continúa la de la sinagoga (1,23) y la de los demonios de Cafarnaúm (1,34)

El designio del grupo de seguidores y de la gente de la ciudad, es la negación misma del compromiso de Jesús, e impide, además, la difusión del mensaje. Simón y sus compañeros no comprenden que la misión de Jesús, en la que ellos deben colaborar (1,17), es diferente: no está centrada en la lucha con la institución judía, sino en la creación de una alternativa a ella.

Hay que notar que, en el original griego, el verbo “le dijeron” está en presente: “le dicen”. Puede deducirse que la situación es parecida en tiempo de Marcos Siguiendo la línea de Simón, el sector de la comunidad procedente del judaísmo sigue alentando el ideal reformista y buscando una popularidad que sirva de base a la reforma de las instituciones.

38 Él les respondió: Vamos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido.

En el texto griego, el verbo que introduce la respuesta de Jesús está también en presente: “les dice/les responde”, mostrando así que el dicho que sigue tiene validez en la circunstancia posterior.

De hecho, al deseo de que vuelva a Cafarnaúm, Jesús opone su decisión de continuar su itinerario, indicando con ellos su rechazo de todo lo que implicaba la búsqueda. No va a establecerse en Cafarnaúm ni a ceder a la tentación de poder. A los que lo buscan los invita a irse con él, lo que implica renunciar a su propósito, y les indica la finalidad que se propone, que es la de predicar también allí, recordándoles el objetivo principal de su misión; el anuncio de la buena noticia (1,14)

Las poblaciones en que Jesús tiene intención de proclamar la buena nueva, son centros rurales de cierta importancia, posiblemente lugares de mercado donde se concentra la gente de las aldeas. La labor no ha de limitarse a Cafarnaúm, la capital (1,33), porque la buena noticia, es para todos, hasta para los más alejados. En esos lugares su fama lo ha precedido (1,28)

La expresión “también allí” se refiere a lo hecho en Cafarnaúm; esto demuestra que “enseñar” es un modo particular de proclamar la buena nueva, del Reino y aclara el contenido de la enseñanza de Jesús, asociando a su labor a los que había llamado desde el principio.

Jesús había salido para continuar su labor, escapando del ambiente de Cafarnaúm. El texto da por supuesto que Simón y sus compañeros se van con él; no se dice sin embargo que comprendan o acepten su decisión. De hecho, el texto siguiente usa el singular referido a Jesús, sin señalar la presencia de los discípulos en la misión por Galilea (1,39).

Esta perícopa termina la caracterización del grupo israelita llamado por Jesús y muestra claramente su incomprensión. El espíritu nacionalista que se esbozaba en la escena de la pesca se completa con el reformismo violento propio de Simón que arrastra a sus compañeros y se contagia a la gente de Cafarnaúm después de comparar a Jesús con sus letrados. Los seguidores interpretan en categorías judías el Reino de Dios proclamado por Jesús (1,14) con cuya esperanza lo habían seguido sin vacilar (1,18). Los que debían de colaborar con él, se unen, bajo el liderazgo de Simón en contra de su plan.

Aparece en estos episodios la enorme dificultad que experimentan, tanto los primeros seguidores de Jesús como el resto de la gente, para cambiar las categorías. Para todos ellos, lo fácil de comprender, lo inmediato, lo necesario, es la reforma de las instituciones, de cuya opresión eran o han llegado a ser conscientes, pero no les cabe en la cabeza que todas ellas son cosa del pasado, y que Jesús propone una novedad radical. De ahí el éxito de Simón, el reformista. El liderazgo que Jesús no acepta está presente en Simón.

Desde la liberación del poseído en la sinagoga (1,25) no ha vuelto a aparecer en el relato el nombre de Jesús. El hecho podría ser una indicación del progresivo fracaso de su actividad que el texto va narrando.






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